
Monster Energy Supercross 25 – Reseña al Rugido del Podio
Disponible en
Fecha de Lanzamiento
Abril 10, 2025
Desarrollador / Fabricante
Milestone S.r.l.
Publisher / Referencia
Milestone S.r.l.
Ofertas
La franquicia Monster Energy Supercross regresa con su entrega oficial para la temporada 2025, dispuesta a subir la apuesta con gráficos mejorados, físicas más realistas y un enfoque renovado en la experiencia del campeonato. Monster Energy Supercross 25, desarrollado sobre el potente Unreal Engine 5, llega con la promesa de una experiencia envolvente, inmersiva y competitiva. Y en muchos sentidos lo consigue. Sin embargo, bajo esa superficie brillante, el juego arrastra problemas de diseño que no solo persisten desde entregas anteriores, sino que afectan directamente a la experiencia general.
Desde el arranque, se percibe un trabajo técnico ambicioso. La fidelidad visual es innegable: el detalle del barro, la iluminación dinámica y el modelado de los circuitos recrean con gran precisión la atmósfera del Supercross profesional. La evolución del terreno vuelta a vuelta —una de las novedades más notables— cambia el comportamiento de la moto, obligando al jugador a adaptarse en tiempo real. Las físicas ofrecen un manejo desafiante que exige atención y técnica. En ese aspecto, el juego brilla.
Pero no tarda mucho en mostrar grietas.
Un modo Carrera que se apaga demasiado rápido
El modo Carrera inicia con buen ritmo: rivalidades, decisiones estratégicas, patrocinadores, evolución del equipo. Todo parece encaminado a ofrecer una campaña variada y llena de matices. Sin embargo, pasadas unas horas, la experiencia se desinfla. La progresión se vuelve cíclica y predecible, sin giros ni sorpresas reales. Las decisiones que en un principio parecían relevantes acaban siendo superficiales, y las rivalidades se sienten guionizadas, sin impacto genuino en las carreras ni en la evolución del piloto. Se repiten patrones, y la sensación de estar simplemente rellenando carreras para avanzar resta interés al modo principal.
La narrativa prometida nunca termina de despegar. Las rivalidades no evolucionan, las interacciones carecen de dinamismo, y todo termina reduciéndose a una rutina: correr, sumar puntos, repetir. Un fallo crítico en un modo que debería ser el corazón de la experiencia.
IA mejorada, pero aún errática
Uno de los puntos que más necesitaba atención en entregas anteriores era la inteligencia artificial de los rivales. En esta ocasión, se nota un esfuerzo por dotarla de mayor agresividad y reacción, y en ciertos momentos —especialmente en salidas cerradas o maniobras defensivas— ofrece un reto convincente.
Pero ese progreso no es constante. En circuitos técnicos o con mucho desnivel, la IA sufre: reacciona tarde, toma decisiones que desafían la lógica del trazado o simplemente se detiene sin motivo aparente. La inconsistencia termina por restar credibilidad a la competencia, y en más de una ocasión, la victoria o derrota se siente más producto de un fallo técnico que de una estrategia bien ejecutada.
Una curva de dificultad que frustra más de lo que enseña
Controlar una moto en Supercross no es tarea sencilla, y el juego no intenta suavizar esa curva. Desde la primera carrera, exige una precisión milimétrica que puede desconcertar incluso a jugadores experimentados. Para quienes se inician en la saga o en este tipo de simuladores, el nivel de exigencia puede resultar excesivo.
Aunque hay tutoriales, ayudas y un sistema neuronal que recomienda trazadas o estilos de manejo, la dependencia de estas herramientas se vuelve un problema. No existe una progresión clara que enseñe gradualmente los fundamentos. En lugar de acompañar al jugador en su aprendizaje, el sistema parece asumir que debe adaptarse o depender del asistente virtual para competir. Esto rompe la inmersión y genera una desconexión: no se siente como si se mejorara, sino como si se sobreviviera.
Multijugador sólido, pero con tropiezos técnicos
El modo en línea permite carreras entre plataformas, lo que es una gran adición. Enfrentarse a pilotos de todo el mundo en carreras igualadas o exhibiciones genera tensión real. Los editores de circuitos, trajes y motos aportan creatividad y variedad al ecosistema online.
Sin embargo, hay problemas técnicos difíciles de ignorar. Los servidores sufren caídas ocasionales, el emparejamiento no siempre es fluido, y en carreras muy concurridas, el lag afecta el rendimiento general. La experiencia online, aunque sólida en concepto, aún necesita ajustes para ser plenamente estable.
Un motor gráfico potente… que no todos pueden disfrutar
Unreal Engine 5 le da al juego una estética notable. Las texturas, las animaciones de suspensión, los efectos de partículas y la iluminación dinámica elevan el apartado visual a otro nivel. Las repeticiones, en particular, ofrecen una espectacularidad que recuerda a las transmisiones televisivas.
Pero este despliegue tiene un costo. En sistemas de gama media o consolas más antiguas, los problemas de rendimiento son constantes: caídas de FPS, pantallas de carga largas, tirones en las repeticiones y ralentizaciones en momentos críticos. La optimización es desigual y puede arruinar completamente la experiencia, especialmente en los modos más exigentes visualmente.
Conclusión: ¿Una evolución o una repetición disfrazada?
Monster Energy Supercross 25 logra avanzar en algunos aspectos técnicos clave, como el apartado gráfico y las físicas del terreno. También introduce mejoras puntuales en la IA y el multijugador. Pero esos avances quedan empañados por una experiencia de juego que repite errores conocidos: un modo Carrera que pierde fuerza con rapidez, una IA aún inconsistente, una curva de dificultad mal diseñada y un rendimiento técnico irregular que limita su disfrute en una parte importante del mercado.
Para los fanáticos del Supercross y quienes buscan una experiencia desafiante y visualmente impactante, hay momentos brillantes. Pero para el resto, esta entrega puede sentirse como una promesa a medio cumplir. En una pista donde cada segundo cuenta, Monster Energy Supercross 25 corre rápido, pero sigue tropezando en las mismas curvas.

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Pros
- Gráficos y físicas de nueva generación Impulsado por Unreal Engine 5, el juego deslumbra con efectos visuales realistas, iluminación precisa y una simulación física que transmite con fidelidad la interacción entre rueda y terreno.
- Modo Carrera más profundo y estratégico La narrativa deportiva introduce elementos como rivalidades, toma de decisiones en boxes y gestión de recursos, elevando la experiencia más allá de la mera competición.
- Editor de pistas y personalización avanzada El taller virtual ofrece amplias opciones para diseñar circuitos, motos e indumentaria, promoviendo la creatividad y el contenido generado por la comunidad.
Cons
- Ciclos de progresión repetitivos Aunque el modo Carrera inicia con fuerza, su desarrollo tiende a volverse predecible, afectando el ritmo narrativo y la sensación de avance.
- Comportamientos erráticos de la IA A pesar de mejoras notables, los rivales aún presentan fallos en situaciones específicas, como reacciones tardías o decisiones ilógicas en terrenos complejos.
- Curva de dificultad de conducción poco equilibrada El control de la moto exige precisión milimétrica desde el inicio, pero no acompaña al jugador con una progresión gradual. Esto puede resultar frustrante para nuevos usuarios, mientras que los veteranos pueden sentir que dependen demasiado de las ayudas para competir con eficacia.
- Sensación de repetición en el modo Carrera Aunque el guion introduce elementos de narrativa, la progresión se vuelve predecible tras unas horas. Las rivalidades carecen de dinamismo real y se sienten prefabricadas, repitiendo patrones de interacción que reducen el interés a largo plazo.
- Rendimiento irregular en hardware modesto Aunque el uso de Unreal Engine 5 aporta un salto gráfico, en sistemas de gama media o consolas antiguas aparecen caídas de FPS, largas cargas y tirones que afectan la inmersión, especialmente en repeticiones o escenarios con muchos efectos de partículas.